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02-febrero-2023

3 pasos para preparar una pieza para soldar

Tecnología, Soldadura

Preparar una pieza metálica para soldar es un proceso que debe realizarse de forma meditada y planificada, de lo contrario no es posible obtener una soldadura de calidad.

La soldadura, por definición, es un proceso de unión de metales mediante fusión, con o sin adición de material. En otras palabras, consiste en unir dos o más piezas metálicas "fundiendo" el punto de contacto entre ellas.

Para que la soldadura sea eficaz, es importante geometrizar las piezas, es decir, asegurarse de que están en la posición correcta con respecto al plano de ingeniería para el que se diseñó su unión. De lo contrario, la soldadura puede ser de mala calidad (puede contener porosidades, imperfecciones, etc.) y la pieza resultante de la propia unión puede no cumplir las especificaciones del plano bajo el que se diseñó.

Por lo tanto, la preparación adecuada de las piezas es fundamental para producir resultados de alta calidad, mantener niveles constantes de productividad y minimizar los costes, especialmente los relacionados con las repeticiones y los tiempos de inactividad.

A continuación, le indicamos algunos pasos que no puede pasar por alto cada vez que prepare una soldadura.

 

El corte de la pieza es esencial

Realizar el corte inicial sin rebabas, garantizando las tolerancias dimensionales de la pieza y teniendo en cuenta las características del metal a soldar, es el primer paso para garantizar unos resultados de calidad.

El cuidado y la preparación que se ponen en el corte inicial reducen la cantidad de piezas que pueden tener que volver a trabajar.

Algunas de las principales herramientas o técnicas de corte utilizadas son las guillotinas, el corte por plasma, el oxicorte, el láser y el corte por chorro de agua.

Garantizar un corte limpio y recto de las piezas que se van a soldar es esencial para conseguir una soldadura más fuerte con menos metal de aportación, reducir costes y ahorrar tiempo en las tareas posteriores de desbarbado y lijado si es necesario.

Una vez realizado el corte, pueden ser necesarias otras operaciones importantes, como el achaflanado (corte de los bordes de la pieza metálica para facilitar el proceso de soldadura), el doblado (curvado de la chapa con un punzón y una matriz) y el punteado (unión de dos metales con un pequeño cordón de soldadura, lo que garantiza que no se muevan). Estos procesos se realizan teniendo en cuenta algunas especificidades del tipo de soldadura que queramos utilizar como el punto de penetración, tamaño del cordón previsto, espesor de la chapa, etc.

 

Tratamiento de la superficie y preparación de la junta de soldadura

Al terminar el corte, la pieza puede quedar con una rebaba, que es un obstáculo para seguir soldando. Cuando se forman estos residuos, si no se han eliminado, interfieren en la calidad de la soldadura, ya que crean una barrera física que hace que las superficies de las piezas se peguen al máximo.

Si no hacemos nada y pasamos a soldar, obtendremos una soldadura mal hecha, de baja calidad, que no cumple los requisitos de calidad de una buena soldadura (buena penetración, sin porosidad, fusión completa, etc.).

Sin embargo, podemos tratar estas imperfecciones y dejar la pieza en buen estado desbarbado y lijando con un cepillo u otro tipo de abrasivo, dejando la superficie lisa y plana.

Tras tratar la superficie y dejar preparadas las juntas de soldadura, podemos geometrizar la pieza.

 

Dar forma a la pieza (geometría)

En esta fase, el objetivo es unir estas piezas de diferentes formas para formar un puzzle. Hay dos formas de asegurarse de que las piezas se unen correctamente: mediante punteado o utilizando plantillas.

El puenteado no es ni más ni menos que unir las dos piezas con un pequeño cordón de soldadura. Es el proceso más utilizado cuando utilizamos la soldadura manual.

Las plantillas (o plantillas), por su parte, son dispositivos que se utilizan para ensamblar y fijar piezas para soldar, según la posición en la que queramos soldarlas y siempre de acuerdo con el plano u otras especificaciones.

 

¿Es alguno de estos el mejor método de fijación?

Depende de cómo estemos soldando y de lo que vayamos a soldar.

Cuando soldamos manualmente piezas con bajas exigencias de tolerancia, podemos optar por el ponteio, por razones de sentido práctico.

Sin embargo, si la pieza tiene requisitos de tolerancia elevados, tenemos que utilizar plantillas como método de fijación. También utilizamos plantillas en el caso de la soldadura automatizada, un tipo de soldadura que es "ciega" y no se adapta como un ser humano a las posibles imperfecciones que pueda haber en la pieza.

En Motofil fabricamos soluciones de soldadura robotizada y también desarrollamos nuestras plantillas, una solución de fijación práctica, eficaz y de alta precisión, siempre teniendo en cuenta el tipo de piezas que van a soldar las células de nuestros clientes.

 

 

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